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junio 7, 2019Responsabilidad Social AMPPI: Resultados de la Campaña “1000 tapitas x 1 Quimioterapia” a Junio de 2019
junio 7, 2019Diversidad Sexual e Inclusión
Por: QFB Oscar José Salinas Diaz
La diversidad sexual, como movimiento, tiene su origen desde principios del siglo XX, cuando grupos y partidos políticos alemanes buscaron despenalizar las relaciones homosexuales en su país. Sin embargo, el ascenso del partido nazi al poder eclipsó los avances políticos y sociales que se habían logrado hasta ese momento.
Luego, en la época de los sesentas, los movimientos estudiantiles y sociales, como el feminismo, sirvieron para dar un nuevo aire a la lucha por los derechos de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales.
Sin embargo, el movimiento más simbólico a nivel mundial fue la primera marcha del orgullo llevada a cabo en 1970, en conmemoración de los altercados ocurridos un año antes en The Stonewall Inn (Greenwich, NY), en el que un grupo de gays, transexuales y travestis protestaron contra una redada policíaca llevada a cabo en ese lugar, pues en ese entonces el régimen político de Estados Unidos reprimía y violentaba a los homosexuales de forma extrema. Desde entonces, la Marcha del Orgullo Gay se celebra cada año en el mes de junio, y se ha replicado en diferentes países.
En México, el movimiento LGBT tuvo su origen en los años setenta cuando se formó el Frente de Liberación Homosexual que operaba de forma clandestina debido a la represión del gobierno. En 1974 la activista Nancy Cárdenas, abiertamente lesbiana, habló sobre los abusos contra los homosexuales en México por primera vez en televisión. Luego, en 1975 Carlos Monsiváis y Luis González de Alba publicaron, junto a otros escritores y figuras públicas, el manifiesto “Contra la Práctica del Ciudadano como Botín Policíaco” como muestra de apoyo a la comunidad homosexual. En el marco de la conmemoración de los 10 años de la masacre estudiantil de Tlatelolco, un grupo de homosexuales se sumó a la marcha del 2 de octubre de 1978. No fue sino hasta 1979 que se llevó a cabo la primera Marcha del Orgullo Gay en México. Sin embargo, fue en el año de 1980 cuando por primera vez se realizó la Marcha sobre la avenida Reforma.
En los años ochenta, el movimiento LGBT en México sufrió un declive a causa de la fragmentación de los diferentes grupos que al momento se habían conformado y a la imposibilidad de adquirir una identidad colectiva. Lo anterior, aunado a la aparición del VIH-SIDA, al desconocimiento que había sobre el virus y a que la mayoría de los casos reportados eran de personas homosexuales, desató una ola de pánico social, surgiendo un discurso que culpabilizó a la comunidad gay. Por lo anterior, se llegó a considerar que el movimiento gay había llegado a su fin. A partir de entonces, el movimiento sufrió una restructuración que obligó a la comunidad a buscar nuevos medios y espacios para desarrollar campañas de información y apoyo para combatir al SIDA.
Para los años noventa, la Marcha del Orgullo Gay se denominó Marcha del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual y Transgénero, lo cual fortaleció al movimiento al brindarle una identidad colectiva nueva que le dio visibilidad y vitalidad. Otro suceso importante fue que, el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó a la homosexualidad como un problema de salud mental. Desde el año 2005, se conmemora ese día como el Día Internacional contra la Lesbofobia, Homofobia, Transfobia y Bifobia.
Abordando la primera década del siglo XXI, ocurrieron logros importantes para la comunidad LGBT+. En el año 2001 se formó la Red de Sociedades de Convivencia y la Comisión Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia, para movilizar demandas sociales y políticas. Más adelante, en el 2003, se promulgó la primera Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, en la que se prohíbe la discriminación por orientación sexual.
En marzo de 2007 entra en vigor la Ley de Sociedades de Convivencia del Distrito Federal, que permite establecer un vínculo legal entre personas del mismo sexo, siendo este el primer paso en el reconocimiento y concesión de derechos de las parejas del mismo sexo.
En el año 2010 se reformó el artículo 146 del Código Civil del Distrito Federal (ahora Ciudad de México), que definía el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, modificándolo y quedando como: “Matrimonio es la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua. Debe celebrarse ante el Juez del Registro Civil y con las formalidades que estipule el presente código”. Esta reforma fue otro gran avance en materia de derechos para las parejas de la comunidad LGBT+, ya que reconoce todos los derechos conyugales a las parejas de personas del mismo sexo, incluyendo la adopción, la adquisición común de crédito bancario, la posibilidad de heredar bienes y el derecho a incluir a la pareja en las pólizas de seguro, entre otros derechos que no eran reconocidos por la Ley de Sociedades de Convivencia.
En el año 2015, se llevó a cabo una nueva reforma en el Código Civil, en el cual se reformó el artículo 135 en su totalidad, y se adicionó el artículo 135 bis, que define la identidad de género como “la convicción personal e interna, tal como cada persona se percibe a sí misma, la cual puede corresponder o no, al sexo asignado en el acta primigenia”. Está reforma brinda la posibilidad a las personas transgénero de modificar su acta de nacimiento cuando no se sienten identificadas con el género que les fue asignado al momento de nacer, sin necesidad de acreditar intervención quirúrgica alguna, terapias u otro diagnóstico y/o procedimiento para el reconocimiento de la identidad de género.
También, en el año 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que la ley de cualquier entidad federativa que considere que la finalidad del matrimonio es la procreación y/o que lo defina como el que se celebra entre un hombre y una mujer, es inconstitucional.
En el año 2016, la SCJN determinó que son irrelevantes, el tipo de familia a la que el menor de edad será integrado, así como la orientación sexual o el estado civil de los adoptantes, siendo superior su idoneidad.
Desde entonces, las entidades federativas se han dado a la tarea de modificar sus constituciones locales, códigos y procedimientos civiles, a fin de reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Actualmente son 17 estados de la República Mexicana los que reconocen el matrimonio igualitario: Ciudad de México (2010), Quintana Roo (2012), Coahuila (2014), Nayarit (2015), Chihuahua (2016), Jalisco (2016), Campeche (2016), Colima (2016), Michoacán (2016), Morelos (2016), Chiapas (2017), Puebla (2017), Baja California (2017) y Nuevo León (2019), Aguascalientes (2019), Hidalgo (2019) y San Luis Potosí (2019). No obstante, en varios estados aún no se permite la adopción homoparental.
Haciendo un paréntesis, el año pasado la OMS dio a conocer la nueva edición de su guía Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (DCI), en la cual se remplazó el uso del término transexual por incongruencia de género, con la finalidad de eliminar las barreras en la atención sanitaria a las que se enfrentan las personas trans. La DCI entrará en vigor a partir del primero de enero del 2022.
A este respecto, personalmente considero que el nuevo término podría fomentar la discriminación y la inseguridad en las personas que son parte de esta diversidad sexual, ya que refuerza los estereotipos o roles de género.
Como lo mencionamos antes, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación prohíbe toda forma de discriminación hacia una persona, incluyendo la discriminación por su orientación sexual, no obstante, las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales se siguen enfrentando a los prejuicios e ignorancia de la sociedad, lo cual no les permite desarrollar todo su potencial por miedo a ser discriminados y rechazados, no sólo en sus casas, sino en sus escuelas y trabajos. Todas las personas somos, inevitablemente, parte de estos ambientes y cada uno representa una gran influencia en el desarrollo de las personas Vamos a enfocarnos particularmente en el tercero, ya que el ambiente en el trabajo es donde invertimos quizá la mayor parte de nuestro tiempo y vidas.
La Asociación por la Diversidad y la Inclusión Laboral (ADIL), es un grupo de profesionales dedicados a promover la inclusión y respeto hacia las personas LGBT por medio de la consultoría de negocios, planeación estratégica, investigación y capacitación.
Entre los trabajos realizados por ADIL, se encuentran la 1ra. Encuesta Nacional sobre Homofobia y el Mundo Laboral en México (2014). De las personas LGBT que participaron en la encuesta, 1 de cada 3 expresó haber sufrido discriminación en su trabajo, poco más de la mitad manifestó que nadie o pocos de sus compañeros saben de su orientación sexual o identidad de género por temor a sufrir burlas o discriminación. Este estudio también reveló que el 20 % de los participantes fueron cuestionados sobre su orientación o identidad de género al momento de solicitar empleo y 14 % manifestó haber sido rechazado por su respuesta.
En contraste, en los resultados de la 2da. Encuesta sobre Diversidad e Inclusión Laboral (2015), se reportó una disminución de la discriminación laboral de las personas LGBT del 35 al 5%, lo cual se atribuye a la implementación de estrategias de inclusión laboral, lo cual incrementa la posibilidad de las personas de desarrollarse en su trabajo siendo ellas mismas.
Derivado de los resultados de estas encuestas, ADIL llevó a cabo la Encuesta Diversidad y Talento LGBT en México (2018) que tuvo como objetivo conocer las características del talento de las personas LGBT en México, su situación laboral, formación académica e ingresos.
Los resultados de la encuesta arrojaron datos como que la mayoría de las personas LGBT participantes tiene formación en negocios y administración. Las áreas de la salud y las ciencias sociales y estudios del comportamiento ocupan el segundo y tercer puesto respectivamente. Resalta también que una pequeña, pero no menos importante parte de la población entrevistada, tiene formación en ingeniería industrial, mecánica, electrónica y tecnología (4°), arte (5°), derecho (8°), ciencias físicas, químicas y de la tierra (11°).
Otro dato importante es que, en el caso de los estudiantes que respondieron la encuesta, el 80 % está en el clóset, mientras que el 49 % y 20 % están dentro del closet en su escuela y con sus amistades, respectivamente.
En contraste, los profesionistas con empleo reportan una variedad respecto a su estado en el clóset con su familia, amigos y en el trabajo dependiendo de su orientación sexual. Sin embargo, se observa la tendencia de que la mayoría de las personas LGBT están dentro del clóset con sus familias y en su trabajo, mientras que con sus amigos la mayoría está fuera del clóset.
Adicionalmente, se encontró que entre más alta la posición o nivel, la persona LGBT se siente más cómoda fuera del closet en el trabajo: 39 % de trabajadores fuera del closet en el trabajo contra el 56 % de empleados en posición de alto mando que trabajan fuera del clóset. De manera global, el 56 % de los encuestados reportó que se encuentra dentro del closet en su trabajo.
Algo muy importante, es que en la encuesta se observó que las personas LGBT que están fuera del closet tienen un mejor rendimiento, productividad y compromiso con sus trabajos.
En relación con los salarios, se encontró una brecha salarial entre mujeres lesbianas y hombres gay del 15 % pese a que las mujeres lesbianas tienen un mayor nivel educativo. Además, se encontró que las personas LGBT que están fuera del closet en su trabajo ganan más en comparación con los que están dentro del closet.
Toda la información anterior, es tan sólo un poco de la historia y lucha del movimiento LGBT en México. Sin duda, desde la primera Marcha del Orgullo realizada en México en 1978 a la fecha, se han logrado grandes avances en materia de derechos para las personas de la comunidad LGBT. Sin embargo, es evidente que aún falta mucho camino por recorrer y el mejor camino es dar visibilidad a toda la diversidad sexual, educar con base al conocimiento científico y promover el respeto.
La diversidad sexual ha estado presente a lo largo de la historia del hombre, y se ha demostrado que no es exclusiva de la especie humana. Lo que sí es exclusivo del hombre es la homofobia. “La diversidad sexual es política” desde que grupos conservadores y extremos adoctrinaron que la finalidad del sexo es procrear, y que el rol del hombre y la mujer en la sociedad es determinado por su sexo biológico, lo cual llevó a excluir y a discriminar todo lo que estaba fuera de la norma heterosexual. Sin embargo, durante la liberación sexual en los años sesenta, se permitió a los individuos cuestionarse y replantear al sexo como un acto placentero, y que los hombres y las mujeres no están obligados a cumplir los estereotipos tradicionales, así como tener presente que existen otras formas de relacionarse y de amar entre las personas.
Es importante sumar esfuerzos dentro de la comunidad LGBT y con la sociedad en general, a fin de lograr erradicar la discriminación y construir un país con igualdad de oportunidades para cada uno de los diversos grupos sociales que lo conforman.
Seas o no parte de la comunidad LGBT, participa en la Marcha del Orgullo LGBT de la Ciudad de México que se llevará a cabo el 29 de junio, marcha por el derecho a ser quién eres.
Como dato cultural, la marcha de este año, por ser la número 41, tendrá como tema principal la redada ocurrida el 18 de noviembre de 1901 en la Ciudad de México en la que la policía irrumpió en una fiesta privada y arrestó a 42 hombres homosexuales, de los cuales la mitad estaban travestidos. Uno de los detenidos resulto ser Ignacio de la Torre y Mier, yerno de Porfirio Díaz, por lo que la versión oficial fue que sólo se encontraron a 41 homosexuales. Este evento no es parte del movimiento LGBT+, sin embargo, resulta importante porque fue el primer evento relacionado con la comunidad gay en México hecho público, mediante publicaciones como los grabados de José Guadalupe Posada en el periódico Hoja Suelta.
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